Una investigación
permitió establecer el comportamiento de la tingua moteada, un ave endémica que
habita en los humedales de Cundinamarca y Boyacá. Estos animales se encuentran
en peligro de extinción por la poca vegetación y la contaminación de las aguas.
Magda Páez Torres,
Unimedios
A varios humedales
de la Sabana de Bogotá los han convertido en parques, dentro de la política de
recuperación de estos espacios ambientales. La decisión resulta atractiva para
los seres humanos, que encuentran en ellos un sitio de esparcimiento, pero
peligrosa para la fauna, que se ve amenazada por la ausencia de vegetación.
Especies como la tingua moteada han sido las más afectadas.
A esa conclusión
llegaron el profesor de Biología de la Universidad Nacional, Enrique Zerda, y
la bióloga Marcela Sandoval, quienes realizaron un estudio sobre el
comportamiento de esta especie de tingua, con el fin de ampliar su historia
natural y así establecer planes enfocados a su conservación. La investigación
se adelantó en el humedal La Conejera, de la localidad de Suba, en Bogotá.
La tingua moteada,
conocida científicamente como Gallinula melanops bogotensis es un ave endémica
de los humedales de Cundinamarca y de Boyacá, pero en la actualidad se
encuentra en peligro de extinción debido a la contaminación de las aguas y a la
poca vegetación.
“El problema
principal es que a los humedales los han convertido en lagunas, muy bonitas
para el hombre, pero nocivas para algunas especies”, dijo el profesor Zerda,
aludiendo a una de las causas que amenaza a esta especie.
A través del
análisis del comportamiento de estos animales, el estudio permitió conocer cómo
utiliza el hábitat la tingua moteada. Ello se logró a través de muestreos
alrededor de la ronda del humedal, para identificar los sitios donde hacía
presencia.
Después de un
seguimiento de cuatro meses, en este humedal se encontraron 6 tinguas de este
tipo, que presentaron 25 comportamientos diferentes, en 121 muestreos de
frecuencia.
Así se comporta la
especie
En alimentación,
limpieza, locomoción, reproducción, agresión, vocalización, posturas y estados,
se identificaron varios comportamientos en la tingua moteada.
A través del
estudio se detectó que este animal, a medida que se desplaza por el humedal, de
manera simultánea va dando picotazos sobre la superficie del agua, en especial
en sitios con montículos de lodo y troncos. La tingua se alimenta arrancando
pedacitos de hojas y tallos de plantas como sombrillas, lengua de vaca y
berros.
En cuanto a la
limpieza, estas aves introducen varias veces la cabeza en el agua para mojarse
todo el plumaje, es decir, bañarse. También, en ocasiones, se pasan el pico por
todo el cuerpo para limpiar su plumaje.
La tingua se
desplaza sobre la superficie del agua moviendo la cabeza hacia los lados o con
el cuello estirado hacia adelante. Así mismo, camina sobre la vegetación,
montículos de lodo o algún tronco.
En lo referente a
la reproducción, las aves se dirigen una hacia otra emitiendo un cacareo.
Cuando están cerca, ambas giran en la misma dirección y nadan en línea recta,
mirándose. Luego, copulan.
Estos animales
tienen su propia forma de agredirse. Se ubica uno en frente del otro, se lanzan
picotazos, baten las alas para golpearse y se atacan con las patas.
Para comunicarse
entre ellas emiten un toc toc seguido. Así ubican a sus compañeros, los llaman
para cortejo sexual o para anidar.
Por lo general, la
tingua permanece de pie sobre la vegetación, un montículo de lodo o algún
tronco. Para descansar, se acurruca y permanece así por un tiempo. Cuando
descansa sobre el espejo del agua se sumerge, dejando sólo la cabeza afuera.
Cuando estas aves
están alertas, por alguna situación permanecen quietas encima del agua o la
vegetación, estiran el cuello y miran a su alrededor al escuchar sonidos de
depredadores, como perros, o cantos de otras aves.
Estos son solo
algunos ejemplos del comportamiento de la tingua moteada, mediante los cuales
se puede inferir que estos animales utilizan determinados componentes de
vegetación para realizar una actividad particular.
De acuerdo con el
estudio, al agrupar las frecuencias de comportamiento en categorías, se observó
que los animales permanecen la mayor parte del tiempo alimentándose y
desplazándose por el territorio.
En peligro de
extinción
La tingua moteada
es una especie difícil de observar, pues le guarda mucho recelo a los seres
humanos. Estas suelen desplazarse en grupos que no sobrepasan los seis.
El estudio mostró
que los animales presentes en el humedal permanecían cerca de la vegetación
circundante, donde encuentran refugio y alimento. Por ende, una de las
principales amenazas para estas aves radica precisamente en que se está
prescindiendo de mucha vegetación en estos sitios, en respuesta a la política
de convertir los humedales en una especie de parques.
Otro de los
problemas para la subsistencia de la tingua moteada es la contaminación,
proveniente de las aguas del río Bogotá, además de la descarga de aguas negras.
La entrada de estos contaminantes afecta la estructura y composición original
de la vegetación, que determina la distribución de las especies.
Qué se recomienda
Después del
estudio, los investigadores concluyeron que es necesario proteger aquellos
sitios de los humedales donde hay vegetación mixta y flotante, rodeada por un
cuerpo de agua.
También se hace
necesario reducir los niveles de contaminación del agua para que la especie
pueda acceder a una mayor cantidad de lugares.
Y es que aunque
cada pareja de tingua se desplaza por todo su territorio en busca de alimento,
concentra sus actividades en aquellos lugares donde la vegetación le provee
protección.
La especie necesita
de hábitats compuestos por cuerpos de agua, que no tienen que ser de gran
tamaño, pero deben contener varios tipos de vegetación flotante y arbustiva que
le sirva como alimento, refugio y anidación.
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